El home staging o puesta en escena de una casa, es un recurso que se utiliza para que una propiedad resulte más “vendible”.
Ese recurso no implica grandes gastos sino, sencillamente, despejar, ordenar y alivianar los ambientes parar que la potencial compradora o el futuro interesado le preste mayor atención.
Aquí te contamos 4 trucos para librarse de esos elementos multiplicados que generan acumulación visual y espacial, e impiden que un hogar se vea atractivo.

La acumulación
La acumulación de objetos como sillas, mesas, adornos, cuadros, plantas y otros es uno de los mayores desafíos a la hora de poner en marcha el home staging.
La solución: hacerse de valor y pensar que todo aquello que sobre se puede regalar,
donar, vender o, simplemente, tirar.

Regalar y donar
A veces, en la mesa ratona conviven demasiados adornos.
Quizás algunos de ellos se pueden regalar a una amiga, a un familiar o, ¿por qué no?, a una organización no gubernamental, un hogar de ancianos, una escuela, un jardín de infantes, una biblioteca.
El acto de regalar es liberador y generoso.
Por otro lado, quizás un sofá demasiado grande se puede llevar a una entidad de bien público, a la que le haría mucha falta.
También hay instituciones que reciben donaciones y ellas se encargan de venderlas para lograr fondos.
El acto de donar implica pensar que ese objeto puede tener una segunda oportunidad, en lugar de acumular polvo en casa.

Vender y tirar
Hoy existen muchos sitios web y grupos de Facebook de venta de objetos usados.
Hay personas que al venderlo sienten que le sacan provecho a ese jarrón que ya no quieren conservar, o a ese cesto de cobre que ocupa un lugar innecesario.
Así mismo, hay quienes venden las cosas en nombre de uno, a cambio de una pequeña comisión. Es otro camino a considerar.
Es sabido que el apego a los objetos es un sentimiento que puede resultar dominante y paralizador. Es cuestión de superarlo.
Por otro lado, se da el caso de quienes quieren tirar cosas deterioradas pero no saben dónde hacerlo.
Algunos municipios han colocado, en esquinas y parques, contenedores para plásticos, metales, cartón y vidrio para arrojar allí esos elementos rotos que no pueden ser reparados.
En resumen, como reza un proverbio anónimo, “Menos es menos, y la mayoría de las veces no necesitamos más”.