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Mudarse a una casa o a un departamento de pocos metros cuadrados, implica varios beneficios.
Aquí te contamos, con precisión, cuáles son.
1. Más dinero en efectivo
Si se posee una propiedad grande y se decide pasar a una más reducida, sin dudas habrá un saldo en efectivo a favor del propietario.
Es un dinero que puede invertirse para lograr una renta fija, o para darle otros usos que tienen que ver con sueños no cumplidos todavía. Por ejemplo: emprender un viaje, adquirir todo o parte de un bien durable como un auto, o becar a un hijo que desea hacer una maestría.
2. Menos costo de mudanza
Al elegir una propiedad de pocos metros cuadrados, también son menos los objetos que habrá que trasladar.
Además, eso comprende una menor carga de trabajo para la propietaria o el dueño, quienes podrán embalar todo con mayor velocidad.
3. Menos impuestos
Numerosos impuestos se calculan según los metros cuadrados de un bien inmueble. Eso que puede tener cierto rasgos de injusticia –ya que no se consideran los ingresos de quienes viven en él–, es una verdadera suerte para las personas que habitan propiedades chicas.
4. Menos costo de servicios
También los servicios –electricidad, gas, agua corriente– tienen un costo menor en las propiedades que no son grandes.
A fin de cada mes, eso representa una ventaja de gran importancia para el habitante de un inmueble reducido.
5. Menos acumulación de objetos
Inevitablemente, cuando una persona se va de una casa grande hacia una casa chica, redefine sus prioridades en cuanto a los objetos. Y toma interiormente la decisión de vivir con menos. No con menos confort.
Por otro lado, un hogar pequeño en el que se conservaron los mismos elementos que el grande del cual se proviene, termina abarrotado. Se hace difícil vivir en él porque se agotó el espacio disponible.
Francisco de Asís dijo: “Cada vez necesito menos cosas y las pocas que necesito, las necesito muy poco”.
6. Menos trabajo de limpieza
Una propiedad con menor superficie conlleva un menor esfuerzo que se le debe dedicar a la limpieza. O menos gasto en personal auxiliar.
7. Menos trabajo de mantenimiento
El mantenimiento de paredes, techos, instalaciones sanitarias y otros sectores de un inmueble pequeño, por razones lógicas, resulta menor que en el caso de las propiedades grandes.
Menor en dinero y también en el tiempo necesario para ese mantenimiento, o en contratar a expertos.
Ese más reducido mantenimiento conlleva más horas a favor del propietario para actividades vinculadas con el ocio creativo.
8. Más paz mental
Está comprobado por los especialistas que la posesión de escasos objetos genera paz mental. ¿El motivo? Cuantos menos elementos se tienen no hay que preocuparse tanto por su estado, su limpieza, su orden.
Por el mismo motivo, cuando se visita un inmueble plagado de muebles, libros, cuadros, adornos, lámparas, plantas y otras cosas, ello produce un “ruido” visual que no predispone bien a quien ingresa a esa unidad.
¿Achicarse es malo o bueno?
No hay una respuesta seria a la pregunta acerca de si achicarse es bueno o malo. ¿Por qué? Dos ejemplos servirán para explicarlo.
Podría ocurrir que un matrimonio desea estar próximos a la casa de una hija que acaba de tener su primer bebé. Y quizás no encuentre en esa nueva zona un departamento del mismo tamaño que el que hoy poseen. Entonces, optan por uno más chico. ¿Eso es positivo o negativo? El tamaño de este inmueble es secundario ya que ambos padres lograron estar cerca de su nieto.
Otra situación podría ser la de una joven a la que su madre va a comprarle un departamento cerca de la facultad en la que estudiará ciencias de la computación.
La mujer encontró dos opciones: una unidad de 1 ambiente y otra de 2, y le dio a elegir a la hija. La futura universitaria optó por la más reducida. ¿Eso es positivo o negativo? Los metros cuadrados son secundarios porque la joven pensó que sería más accesible pagar las expensas cuando comenzara a trabajar –al final de la carrera– y decidiera permanecer en ese inmueble tomando a su cargo la totalidad de los gastos.