Para algunas personas, la decisión de vender su propiedad no es nada sencilla. Piensan en mil factores, se abruman, temen imprevistos.
Si ese es tu caso, aquí vamos a compartir con vos algunas pautas sencillas no solo para que te animes a vender. Son, sobre todo, para que te animes a vivir tu sueño: el de habitar la casa que realmente te gustaría.
Paso 1: Identificar el problema
Es preciso pensar por qué uno realmente quiere mudarse.
¿Para tener más metros cuadrados o menos? ¿Para estar cerca del colegio de los chicos, del club, de la universidad, de una zona verde donde hacer running? ¿O tal vez para abonar menos expensas e impuestos? Como decía alguien, si no se puede precisar el problema no será posible encontrar la solución.

Paso 2: Reunir información
En esta etapa es vital conocer con cuánto dinero se cuenta. Por empezar: ¿qué valor posee la actual casa? ¿Cuál es su tasación real –hecha por un profesional del rubro–?
En segundo término, ¿cuánto dinero extra se posee si la intención es llegar a un inmueble más amplio, mejor situado, ubicado cerca de vías de acceso rápidas, o en la proximidad del trabajo de alguno de los integrantes del grupo familiar?
Paso 3: Considerar las alternativas
Si la persona no se muda, ¿qué opciones tiene? ¿Seguir viviendo en un espacio estrecho, quizás sin luz natural, o con unos vecinos ruidosos y poco educados? ¿Esperar que algo mágico la saque de esa situación?
Es vital ponerse en marcha cuando las opciones son todas negativas.

Paso 4: Conocer las propias habilidades
La persona que quiere mudarse debería pensar qué cosas puede hacer y cuáles no. Y en este caso, pedir ayuda, solicitar asesoramiento.
Por ejemplo: un tema recurrente en quien no se decide a cambiar de hogar es la mudanza. Se le hace engorrosa, complicada, abrumadora, extenuante. Para ello, existen los moving planners, especialistas que se encargan de trasladar todo desde la vieja casa a la nueva.
Es un servicio que tiene un costo accesible y que, a la vez, ahorra el costo emocional –estrés, nerviosismo– de embalar y desembalar.
Algo importante: hay quienes se niegan a contratar a un corredor inmobiliario y creen que ellos pueden efectuar la misma tarea. Algunos comienzan y otros ni siquiera se lanzan porque no saben por dónde empezar.
Los datos numéricos demuestran que la gran mayoría de las ventas de inmuebles está a cargo de profesionales.
Ninguna de las herramientas digitales –portales inmobiliarios, Mercado Libre y grupos de Facebook, redes sociales, grupos de WhatsApp– ha reemplazado la experiencia de quien se dedica cien por ciento a ese rubro.
Paso 5: No dejarse arrastrar por la pasión
El dejar que los impulsos dominen a la persona no es nunca una adecuada opción. Si bien la pasión es algo bueno, cuando ella toma todo el cerebro algo está equivocado.
“La impaciencia entorpece el pensamiento y lo transforma en impulso. La paciencia es inteligencia, por lo tanto es equilibrio y armonía del espíritu”, dice la especialista en desarrollo personal Norys Uribe Santana.

Paso 6: Establecer plazos
En marketing, se habla siempre de la tríada intención-medida-plazo o IMP. Llevado a esto a una decisión cotidiana, un ejemplo sería: “Ir a Cariló en el fin de semana largo, los 4 integrantes de la familia, partiendo el jueves 11 de abril”.
Aplicando este principio a la mudanza, una alternativa es: “Mudarnos a una casa de 120 m2 con jardín, en el barrio Equis, en un plazo máximo de 8 meses que vencerá el 3 de mayo”.
El cambio, un dolor neuronal
En un artículo publicado en la Harvard Business Review, un investigador explicaba que cierto estudio científico demostró que cuando se analiza realizar un cambio, en el cerebro del individuo se produce un dolor neuronal.
Esto sucede en adultos y en jóvenes. Es la comprobación de aquel antiguo paradigma que afirma de que lo más le cuesta al ser humano es el cambio.
El escritor Anatole France dice: “Todos los cambios, aun los más ansiados, llevan consigo cierta melancolía”. Esto es indudable.
Sin embargo, resulta imprescindible superarlo para avanzar. Y esto se aplica tanto en el cambio de casa como en los otros cambios que la vida, de modo permanente, presenta.