La llegada de la pandemia trajo y consolidó la idea de climatizar los espacios abiertos, para poder aprovecharlos todo el año. Y particularmente en otoño e invierno.
¿Cómo puede usarse esto con el fin de ayudar a vender una propiedad? Aquí te brindamos las claves.
Para llamar la atención
En épocas de frío, siempre es agradable llegar a un jardín, un gran balcón, un balcón terraza o una terraza, y descubrir que hay alguna forma de calefacción.
Ella invita a permanecer allí y disfrutar del aire libre, sin los habituales riesgos de las bajas temperaturas.
Quien desee poner en venta su casa o departamento, va encontrar que los diversos tipos de calefacción externa son un buen truco para llamar la atención de la futura adquirente o del potencial comprador.
Las opciones
Las opciones para calefaccionar espacios abiertos son varias.
Una de ellas, tradicional y tan antigua como la historia de la humanidad, son los braseros o fogones. Se trata de recipientes grandes y abiertos, de metal, en los que se coloca leña y se hace que combustione generando llamas. La leña de quebracho es la que más tarda en consumirse y la indicada para los braseros. Por eso también se la emplea en hogares o chimeneas de interior.
Otra opción son los llamados “honguitos”, que funcionan con la energía de una garrafa interna. Generalmente cubren un radio de 6 o 7 metros. Si bien son pesados, presentan ruedas para su fácil transporte. Por ese mismo peso que poseen resultan resistentes al viento
Una tercera alternativa: los paneles radiantes de aluminio que funcionan con electricidad.
Una opción con mayor potencia son los paneles con resistencia de carbono. Su radio de calor va de los 13 a los 18 metros cuadrados.
Por último, los calefactores de pie con techo halógeno permiten ser colgados –como si se tratara de lámparas–. No solo brindan calor sino que también iluminan.
Detalles a tener en cuenta
Entre los detalles a tener en cuenta al elegir un modelo de calefactor para exteriores, se encuentra el del espacio disponible. ¿Es amplio o reducido?
¿Está expuesto a corrientes de viento o protegido por paredes? ¿Hay elementos fácilmente combustibles cercanos, como un árbol o un galpón de madera? ¿Hay enchufes a mano?
En la actualidad, el menú de calefactores es tan amplio que siempre existe un modelo adecuado al espacio del que se dispone.
Por lo mismo, se recomienda escuchar el consejo de un especialista antes de hacer la inversión correspondiente.
¿El calefactor se queda o se va?
Según los aspectos técnicos y legales de la venta de inmuebles, todo artefacto adherido a pisos y paredes –calefón, termotanque y otros– son elementos que deben quedar en el inmueble siendo parte del mismo.
Lógicamente, el calefactor no permanecerá en la casa o en el departamento luego de producida la venta. Así como no se mantienen las camas, las mesas y los armarios, entre otros objetos móviles.
Sin embargo, el colocar ese calefactor en el jardín o el balcón le dará al potencial interesado en la propiedad la idea de que ese ámbito también es aprovechable de marzo a septiembre, e incluso después.
Desde la Antigüedad las personas se han agrupado junto al fuego para recibir calor y también luz, y cocinar sus alimentos. Eso tan ancestral y agradable sigue vivo hoy en cada ser humano.
Cuando el posible nuevo propietario llega a ese jardín, balcón, balcón terraza o terraza, y encuentra el calefactor encendido, se imagina sí mismo junto a su familia y amigos en una distendida reunión informal.
Se trata de una apelación a los sentidos muy fuerte, que sin duda incidirá en su decisión de compra.
Otro punto: el calefactor también puede ser usado como elemento de negociación. Por ejemplo, el corredor inmobiliario le podría decir al potencial comprador: “Si te decidís pronto, el calefactor va de regalo”.
Como lo explican las técnicas del home staging –o puesta en escena de una propiedad destinada a la venta–, todo recurso es válido para hacer deseable y atractiva una unidad. Desde el orden y la pulcritud, hasta la escenificación de situaciones.