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Así como las personas se enferman, lo mismo le sucede con las casas y los demás tipos de propiedades. Es un proceso lento que puede pasar inadvertido.
Una casa que no está “sana” es difícil de vender: nadie quiere habitar un espacio poco invitante o atractivo.
Si planeás mudarte, antes será preciso saber si tu actual inmueble se encuentra enfermo y cómo curarlo. Aquí te brindamos indicios e ideas.
Los síntomas
Hay varios factores que permiten advertir que una casa no se halla con buena salud.
Aparecen poco a poco, y por la fuerza de la costumbre el propietario no los ve. Esos síntomas son 6.
1. Manchas
Las manchas de humedad –y también las grietas y fisuras– pueden surgir de pronto, o comenzar como algo chico que luego se extiende. Lo mismo sucede con las manchas de las alfombras.
2. Difícil circulación
Por un exceso de muebles o de otros elementos, se hace complicado circular por el living o en los cuartos. Es raro que eso pase en la cocina o en el baño, pero puede darse.
3. Escasa luz natural
La luz natural es un sinónimo de salud. A veces, se usan cortinas de tejidos demasiado densos que no permiten el paso de la luz. O se colocan, frente a las ventanas, bibliotecas o distintos muebles que también impiden la llegada de los rayos solares. Otro tanto sucede con los balcones, que a veces se emplean como depósitos.
4. Plantas en mal estado
Cuidar las plantas exige un trabajo intenso. Y si el propietario no tiene tiempo, rápidamente se ven los resultados. Las macetas con plantas secas o deterioradas dan una imagen de tristeza, abandono.
5. Mecanismos que no funcionan
La puerta de un placard que siempre se traba. La cerradura de la puerta principal que hay que manipular con fuerza para abrir. Una hoja de ventana que no cierra por completo. Todo ellos son mecanismos que no funcionan y que, aunque parezcan temas menores, no lo son.
6. Malos olores y moho
La falta de ventilación ayuda a que se generen malos olores, y a que se forme moho en las paredes.
Cómo “curar” una casa
Todas esas “enfermedades” no solo no ayudarán cuando llegue el momento e vender la casa. También provocan malestar en sus actuales habitantes. Es un malestar silencioso, pero que afecta la calidad de vida.
Y, entonces, ¿cómo curar esas enfermedades? Hay 4 caminos que es preciso transitar al mismo tiempo.
1. Reparar
Reparar todo aquello que está roto puede requerir de la ayuda de albañiles, carpinteros, pintores, cerrajeros y demás. Es posible recurrir a ellos o, simplemente que alguien de la familia con la suficiente habilidad manual haga todas esas tareas o algunas.
2. Ordenar
En su libro “El poder del orden” la especialista María Gallay dice: “Tanto si vives en un minipiso compartido como en una casa de varias platas, solo o en familia, con o sin ayuda para las labores, si eres minimalista, o si te apuntas a todos los hobbies y colecciones: todos necesitamos un sistema de organización que funcione”.
¿Cuál es ese sistema? Varía de persona en persona, pero lo central es tomar de decisión de que cada cosa ocupe un lugar específico.
3. Desechar
Muy vinculado con la idea del orden, se halla el concepto de desechar. Desechar no es solo tirar. También implica regalar, donar o vender por Mercado Libre o grupos de Facebook –o el medio que fuera–.
4. Limpiar
La idea de limpiar está íntimamente asociada al orden. Es complicado asear, por ejemplo, un cuarto desordenado donde hay tantas cosas sobre la cama como en las sillas y en el piso.
Sin prisa y sin pausa
¿Cuál es el secreto para curar una casa enferma –si es que lo hay–? El primer secreto es comenzar. Y comenzar aquí y ahora, con lo que se tiene a mano. Por ejemplo, con esa bicicleta fija que se compró para hacer ejercicio y terminó usándose de perchero. El segundo secreto es lo que dice la sabiduría popular: “Si prisa y sin pausa”. Es decir, hacer un poco cada día. Jornada tras jornada el entusiasmo por sanar la casa se irá potenciando. De ese modo el inmueble estará listo para ser mostrado –con orgullo– a la potencial compradora y al futuro adquirente.
El corredor inmobiliario profesional realiza todas estas sugerencias a quien va a vender. Porque sabe, además, que una casa bien presentada tiene un mayor valor monetario.