Una hamaca instalada en una galería, un balcón, el quincho, el jardín o en el interior de una habitación, se convierte automáticamente en un objeto de deseo.
Y como objeto de deseo que es, ayuda a que una casa o departamento en venta sea más llamativa.
Aquí te contamos cuáles son los distintos tipos de hamacas que hoy es posible encontrar, y por qué conviene instalar una de ellas. No solo para acelerar la operación, sino también para disfrutarla mientras aparece el futuro comprador.
El placer visual
¿Por qué la hamaca genera placer al verla y también al usarla?
El placer que genera el ver una hamaca está relacionado con la carga simbólica que posee. La hamaca remite a una playa paradisíaca, con palmeras y un mar turquesa. Eso evoca tranquilidad, paz, relax, vacaciones.
¿Y por qué es placentero usar la hamaca? Tal vez porque da una idea de suspensión del cuerpo en el aire. También, de un cierto movimiento de vaivén que, quizás, remite a la agradable sensación de estar en el vientre materno.
¿Dónde puede ubicarse la hamaca?
Si se vive en un departamento, es factible instalarla en el balcón o en el balcón terraza. Pero no es esa la única opción. Hay quienes ahora la colocan en el living como una nota disruptiva en el mobiliario, o en el play room.
En cambio, si se habita en una casa hay otras alternativas: el jardín, debajo de un árbol, junto a la piscina, en una galería, en un porche –incluso en el de la parte delantera del hogar–. Además, ¿por qué no?, en el living, el cuarto de huéspedes, el de planchado, en un balcón que haya en el primer piso de la vivienda.
¿Y cuáles son los tipos de hamaca que existen?
Quizás la hamaca que primero surge en la mente de las personas es la tradicional hamaca paraguaya. Se la tiene que fijar a un cielorraso que posea un refuerzo, o a un balcón. Siempre, dentro de rigurosas pautas de seguridad.
Por otra parte, existen hamacas que tienen su propio soporte y no necesitan de fijaciones.
El segundo tipo es la hamaca “nido”. Es una hamaca para sentarse, no para acostarse.
Tiene forma de huevo y se produce en mimbre entretejido o en un material plástico que lo imita. En este caso, posee una mayor duración y mejor resistencia al sol y al agua de lluvia. También esta hamaca precisa de una fijación segura situada en su parte superior.
La tercera clase es la hamaca tipo camastro.
Se parece a la hamaca paraguaya pero en sus extremos presenta unas varillas que le dan una forma rectangular. Es preciso instalarla con el mismo cuidado que la paraguaya.
El cuarto tipo es la hamaca tubular de macramé. De estilo rústico, se utiliza solo para sentarse y necesita fijación en un solo punto.
Para terminar, el quinto tipo es la hamaca sensorial.
Su forma es similar a la de una gota. Quien la usa pude ubicarse sentado o semirrecostado. La hamaca sensorial exige un único punto de fijación en la parte superior.
Sobre el origen de la hamaca
Es difícil afirmar de modo taxativo en qué año nació la hamaca. Los expertos consideran que eso puede haber ocurrido unos 1000 años atrás.
También es complejo identificar en qué lugar se la inventó.
Para unos, la hamaca surge en la península de Yucatán, en México. En ese país, su uso se ha extendido hasta hoy de forma notable.
Para otros investigadores, la hamaca es una creación de los mayas de Centroamérica. Ellos utilizaron un árbol llamado Hamack para fabricarlas. Luego comenzaron a emplear el hilo sisal, que se presentaba con mayor abundancia en esa amplia zona.
Una tercera teoría sostiene que la hamaca fue inventada por los primeros pobladores de la actual Colombia. La usaban para dormir y, también, a fin de transportar a los caciques cuando se hallaban heridos o enfermos.
Por otro lado, existe un registro de Cristóbal Colón que al llegar a Bahamas anotó en su diario –publicado desde 1493-: “Y las gentes dormían en redes entre los árboles”.
Se deduce que con el arribo de los conquistadores españoles, la hamaca se difundió por toda Europa.
Sin embargo, en un manuscrito de 1310 llamado “Salterio de Luttrell”, originado en Inglaterra, se muestran ilustraciones de hamacas.
Más allá de la historia, es indudable el atractivo que posee la hamaca y es bueno valerse de él para convertir un departamento o una casa en un inmueble que atraiga la atención. Y que, además, se diferencie de los otros.