Decluttering: una técnica para comenzar a vender tu inmueble

Un tema que desvela a numerosas personas a la hora de poner en venta su casa o departamento, es el de embalar los objetos para hacer la mudanza.

Puede parecer algo menor frente a la ventaja de mudarse a una casa con jardín, a un departamento, o a un inmueble que quede a 10 minutos del trabajo.

Sin embargo, no es algo para despreciar ya que genera angustia y malestar. La técnica del decluttering ayuda a dar ese paso fundamental y aquí te contamos de qué se trata.

El decluttering

El término decluttering proviene del inglés “cluttter” que es “desorden”. Por lo tanto, decluttering equivale a “eliminar el desorden”.

Para alcanzar esa meta, es preciso reducir la cantidad de objetos que se poseen. No se trata solo de ordenar o comprar contenedores de todo tipo: hay que eliminar vendiendo, tirando, regalando o donando.

Según el futurólogo James Wallman, una prueba para saber si se tienen cosas en exceso, consiste en responder rápidamente esta pregunta: “¿Cuántas medias hay en el cajón de ropa interior de tu placard o armario?”.

Si la persona no tiene una respuesta veloz, es que no sabe la respuesta. Por elevación, tampoco sabrá cuántas prendas de otro tipo posee en su guardarropa.

Wallmann es el autor de un libro llamado “Stuffocation”, un juego de palabras que podría traducirse como “Sofocación causada por la sobreabundancia de objetos”.

No se trata de “tirar todo”

El decluttering implica seleccionar aquello de lo que uno desea deshacerse. No es “tirar todo” sino solo los ítems que no tiene sentido conservar, como un adorno de cerámica roto, un sweater desteñido, un recuerdo de Madrid de hace 23 años o un par de auriculares que no funcionan.

Primero hay que centrarse en ello y luego avanzar.

Otro aspecto a considerar: algunas de las cosas que de las que uno querría desprenderse son nuevas o tienen muy poco uso.

Se las puede donar a una institución de bien público, que se encargará de venderla por Mercado Libre u otra plataforma a fin de obtener fondos.

De ese modo, se beneficia a bibliotecas populares, asociaciones de jubilados, comedores, sociedades de fomento, clubes de barrio.

Empezar por lo pequeño

¿Cómo comenzar si se tiene –por ejemplo– un altillo lleno de cosas? Hay que dividir para vencer. Por ejemplo, elegir los 2 metros cuadrados que están junto a la ventana. Es preciso actuar sobre eso y luego se podrá continuar.

Tratar de ordenar y aligerar en 3 horas un altillo donde se acumularon cosas durante los últimos 11 años, es literalmente imposible.

Un punto más a evaluar: “Lo que nunca empieza, nunca termina”, dice el escritor Patricio Osorio.

Como en todo proyecto, es vital fijar una fecha de inicio para el decluttering: puede ser un sábado o un feriado. Y luego mantener el ritmo de 1 vez a la semana.

Cuando menos se lo advierta, el volumen de cosas se reducirá y subirán el entusiasmo y las ganas. Así se formará un círculo virtuoso.

Otro aspecto trascendente del decluttering es que al final de proceso habrá menos cosas que ordenar, cuidar, mantener limpias.

Menos cosas equivalen a más libertad, a “andar liviano de equipaje” como dice un refrán. De hecho, las personas que trabajan de manera autónoma a través de una computadora, y que un día viven en Jamaica y otro en Portugal, son individuos que tienen lo justo y necesario. Raramente son acumuladores de libros, de cuadros, de lapiceras, de cucharas.

Claro que no es necesario estar a punto de embalar lo que contiene una casa o un departamento, para empezar a desechar aquello superfluo, inútil, duplicado. Se puede comenzar en cualquier momento. Cuanto antes, mejor.

Los que se animaron expresan que viven una felicidad nueva al hacerlo. No se sienten con menos cosas sino con más espacio, tanto físico como espiritual

El libro “El arte sueco de ordenar antes de morir” tiene como subtítulo: “Si no lo amas, tíralo. Si no lo usas, tíralo también”. La autora es Margareta Magnusson y en esas pocas líneas lograr sintetizar lo que implica el decluttering.