El apego es un vínculo fuerte y necesario que se establece entre la madre y el recién nacido, o entre ella y un niño que empieza a ser parte de la familia.
Pero ese mismo apego, llevado a otro terreno, puede ser un problema cuando se trata de vender una casa o un departamento.
Algo positivo
Como se ve, el apego en sus características originales es algo positivo. Y es lo que permite que la raza humana avance.
Sin apego, los niños no podrían crecer considerando que el ser humano es una de las especies que no se valen por sí mismas en sus primeros y posteriores momentos de vida.
Ese mismo apego se puede desarrollar luego en vínculos adultos o en vínculos entre una persona y un libro, un auto, una notebook o un inmueble.
Los especialistas consideran que esa forma de apego es una obsesión que nunca resulta sana para quien la padece.
Situación tensa
No corresponde juzgar aquí los sentimientos de las personas con apego, pero sí es bueno considerar que ello se transforma en un impedimento cuando se trata de poner en venta un inmueble.
Se produce entonces una situación tensa en distintos planos.
Por ejemplo, en una familia el hombre siente apego y la mujer quiere vender. O un hijo se opone a la venta por, también, una cuestión de apego.
A veces, se logra que la propiedad se ofrezca a través de una inmobiliaria y el apego vuelve a surgir. ¿De qué modo? Cuando el vendedor no se siente nunca satisfecho con los distintos interesados que se presentan. Aunque haya un acuerdo en el precio, se le objeta a la potencial compradora o al futuro propietario algún tema vinculado con personalidad o detalles que no hacen a la operación.
¿Cómo se resuelve todo eso?
Guiar para soltar
Un corredor inmobiliario profesional es capaz de anticiparse a esos casos. Y así, va guiando a quien desea vender para comprender que es más lo que ganará que lo que perderá.
De ese modo, lo ayuda a “soltar” y a ver el lado positivo de la venta.
Cuando se vende, uno puede librarse de expensas muy altas, o de metros cuadrados que no utiliza y por los que paga impuestos, o de un barrio que ahora no le gusta tanto como cuando se mudó allí.
Como en toda elección, algo llega y algo se va: lo importante es saber ser flexible.
Fuentes de las imágenes:
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